♣ Título: 100 Cupboars (2009)
♣ Autor: N. D. Wilson
♣Traductor: Cristina de la Cerda Caraballo
♣ Género: Literatura fantástica
♣ Editorial: Laberinto
♣ Número de páginas: 333
♣ ISBN: 978-84-8483-484-7
Henry York es un chico de doce años que, después de enterarse de que sus padres habían sido secuestrados en Brasil, tiene que irse a vivir junto a sus tíos en Kansas. Allí sus tíos, Frank y Dotty, le acogerán como uno más de la familia y le presentarán a Henrietta, Penny, y Anastasia, sus primas.
Todo parece ir bien, se integra de forma rápida en la familia y hasta se descubre a sí mismo pensando en no volver nunca más a Boston con sus padres ya que ellos nunca le habían dejado tomar refrescos, ni jugar al baseball sin casco, ni hacer nada divertido.
Hasta que una noche… Henry descubre que detrás de la pared de su cuarto, se esconden unas misteriosas puertas, de distintos tipos de madera y de distintas formas. Cada noche, se obsesionará con ellas, y con la ayuda de Henrietta, descubrirá hasta 100 puertas extrañas.
Cuando logran abrir una, desatan el desastre: las puertas son mágicas.
¿Qué haríais si unas extrañas puertas adornaran la pared de tu habitación? ¿Y si una de ellas te llevara a un buzón en una central de correos perdida en algún lugar del mundo? Henry también se hacía estas preguntas, pero como dice el dicho “la curiosidad mató al gato”.
Al principio de la novela nos encontramos con una historia que nada tiene de magnífica o mágica. La vida de Henry pasa con normalidad por las páginas introductorias, hasta que una noche con la ayuda de una navaja, el misterio se desata.
Mientras iba leyendo estas primeras páginas, sentí que el libro era un poco infantil, pero a medida que iba creciendo la intriga de porqué esas puertas están allí y qué es lo que hay tras ella, la novela comienza a coger fuerza y a dejar atrás aquella impresión,
convirtiéndose en un libro adictivo y que te insta a leerlo hasta el final.
El autor sabe como llevarnos a su terreno, enseñándonos poco a poco un hilo muy largo que nos lleva a un suculento premio, para luego arrancárnoslo de las manos, justo antes de probarlo. Me sentí como un ratón atrapado en un laberinto, buscando la respuesta a mis preguntas desesperadamente. Lamentablemente, este es el primer libro de una trilogía y aunque muchas intrigas tienen solución, las más importantes continúan en el siguiente tomo.
¿Qué os imagináis que hice mientras leía esta novela? Me tiré de los pelos, me mordí las uñas y me divertí como nunca. Henry es un muchacho atípico en la literatura juvenil, es un chico que no cree en las cosas mágicas, pero no porque sea un escéptico sino más bien porque es un aburrido. Cuando ve por primera vez las puertas, se emociona, pero no porque fueran puertas mágicas, eso fue lo último que pensó; se emociona porque cree que encontrará cosas importantes dentro de un cajón olvidado.
Henrietta es quien le abre los ojos y comienza a sacarle de esa nube de pereza en la que está atrapado. Ella es mandona, fuerte y optimista. Es la compañera perfecta en una aventura en la que tal vez, estén arriesgando la vida sin saberlo.
En la casa de los tíos de Henry ocurren muchas cosas extrañas. No sólo hay cien puertas escondidas tras una pared de su cuarto, también hay una puerta, la puerta de la habitación del abuelo fallecido, que no se ha abierto durante dos años y que a pesar de intentar tirarla abajo, no ha cedido. Sigue cerrada como si una gran placa de hierro estuviera empotrándola en su lugar. También hay un recuerdo difuso en la cabeza de Henry: un hombre anciano enfundado en una bata violeta, saliendo del baño en plena madrugada.
Sabe que lo vio, sabe que lo escuchó, pero una muralla de ladrillos bloquea esos recuerdos…
¿Qué es lo que ocurre en esta casa? ¿Qué pasa con ese cuarto donde dormía el abuelo? ¿Y por qué de una de las puertas salen cartas extrañas y de la otra sale lluvia y aire que transporta el aroma de los árboles y la tierra mojada?
100 Puertas no es sólo una novela juvenil sobre unas puertas que te transportan a otros lugares, es el comienzo de un universo por descubrir. Algo más allá de Kansas se erige como dueño de todo, y Henry y Henrietta deberán descubrir qué se esconde tras el misterio.
Sinceramente, me pareció una novela entretenida y muy bien construida y que, aunque en algunos momentos iniciales me pareció demasiado lenta, luego tomó forma rápidamente y
empezó a hilar un argumento intrigante, con muchísimos caminos que investigar y un elenco de personajes entrañables.
Hubo momentos en los que me acordé de una película que me encanta llamada Monstruos S.A, porque había puertas que te transportaban a otros lugares de la tierra. Creo que podría haber sido una buena inspiración para el autor. Otro punto positivo es que, a pesar de la fuerte vinculación religiosa que encontramos en la biografía de N. D. Wilson, no hay ni una sola pizca de sus creencias en el libro. Ni una sola mención a la moralidad de las personas. Eso es de agradecer.
Si lo que queréis es un libro donde os impliquéis y os divirtáis, 100 Puertas puede ser una buena opción. Sólo debéis tener en cuenta que es un libro dirigido mayoritariamente a niños, y que no encontraréis ninguna apasionada historia de amor entre niños de doce años. No obstante, no es para nada necesaria porque el argumento se sabe desenvolver solo con el misterio; las pistas que van cayendo poco a poco a lo largo de la lectura, te incentivarán para seguir leyendo y cuando llegues al final, sentirás una gran necesidad de tener a mano la continuación.
Definitivamente, estamos ante una trilogía que dará mucho de sí en los siguientes libros y que, en su próxima adaptación cinematográfica, logrará colarse en muchos hogares y mentes haciéndonos soñar a todos con un mundo mágico que, ¿quién sabe?, tal vez exista.
Acompaña a Henry York en una aventura peligrosa pero encantadora, llena de misterio y magia a ancestral
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